16 May Entrevista Julio Mayol –Catedrático de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid y Jefe de Sección de Cirugía Colorrectal del Hospital Clínico San Carlos
Julio Mayol: “Para que avance la Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud (HCDSNS) se precisa de una visión compartida en términos de integración e interoperabilidad, que facilite la colaboración más estrecha entre las autoridades de salud a nivel regional y nacional”
Catedrático de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid y Jefe de Sección de Cirugía Colorrectal en el Hospital Clínico San Carlos, en el que ocupó el puesto de Director Médico entre 2016 y 2023. Delegado del Decano de la Facultad de Medicina UCM para nuevas tecnologías y comunicación. Director del Grupo Innovación, Cirugía, Farmacia y Neuroingeniería del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos (IdSSC), patrono de la Fundación para la Investigación Biomédica San Carlos, donde además ejerce las funciones de Vicepresidente.
Es secretario del BJS Society (revista antes conocida como British Journal of Surgery), y miembro de su consejo de dirección y editor de la revista norteamericana Surgery. Además, también actúa como consejero editorial en otras revistas relevantes del sector de la cirugía y de gastroenterología (Journal of Gastrointestinal Surgery, World Journal of Gastroenterology, Turkish Journal of Surgery y European Journal of Anatomy).
La Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud (HCDSNS) con la información de la Historia Clínica de cada paciente, ¿es una realidad o todavía existen problemas de integración e interoperabilidad entre datos de diferentes CCAA?
Aunque pocos profesionales hacen uso de las soluciones que permiten acceder a la HCDSNS, indudablemente se ha avanzado en su implementación. Aun así, persisten importantes desafíos en términos de integración e interoperabilidad entre los datos de diferentes comunidades autónomas, a nivel tecnológico, semántico y organizacional. Esto se debe a múltiples razones entre las que se incluyen las diferencias en los sistemas de información de salud, la cultura de las organizaciones, la existencia de protocolos de datos heterogéneos y una falta de estandarización en la captura y el intercambio de información. Las asimetrías en la disponibilidad de recursos tecnológicos y las políticas de privacidad y gobernanza de datos también han contribuido a la fragmentación en silos de información que resulta casi imposible romper. Para abordar estos problemas, se precisa de una visión compartida que facilite la colaboración más estrecha entre las autoridades de salud a nivel regional y nacional, así como la adopción de estándares de interoperabilidad más robustos y la inversión en infraestructura tecnológica adecuada.
Después de la pandemia la contratación de los seguros de salud privada no ha dejado de crecer. ¿Cree que debería existir alguna iniciativa de incorporar todos estos datos al HCDSNS?
El aumento en la contratación de seguros de salud privada después de la pandemia presenta, como siempre, una oportunidad y un reto para la integración de datos en el sistema de salud. Además de las personas que contratan un seguro privado, hay que tener en cuenta que casi 3 millones de ciudadanos (funcionarios de la administración del Estado) pertenecen al sistema de mutualidad, cuyos servicios (y consecuentemente datos) están en el sistema privado.
Incorporar estos datos a la HCDSNS podría ofrecer una visión más completa, lo que a su vez facilitaría una mejor coordinación entre el sector público y privado.
Desde el sector privado se han lanzado propuestas de solución. Sin embargo, esto plantea desafíos relacionados con la seguridad y la privacidad de los datos, así como con la estandarización de los formatos de información utilizados por las aseguradoras privadas. Se necesitarían políticas claras y medidas de seguridad sólidas para garantizar la confidencialidad de los datos de los pacientes y promover la colaboración entre los diferentes actores del sistema de salud.
En un reciente acuerdo se ha puesto en marcha el espacio europeo de datos de salud (EHDS). ¿Opina que vamos retrasados en marcos normativos europeos o nacionales que permitan un marco facilitador para compartir el uso secundario de datos en salud?
El lanzamiento del Espacio Europeo de Datos de Salud es un paso importante hacia la integración de datos de salud a nivel europeo. Sin embargo, es evidente que existen lagunas tanto en los marcos normativos europeos como nacionales que dificultan el intercambio seguro y eficiente de información médica para fines de investigación y atención clínica. Las barreras incluyen preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos, así como la falta de estándares comunes para la interoperabilidad entre sistemas de información de salud.
Nuestro país ha sido de los que más decididamente ha impulsado el EHDS durante su período de presidencia de la UE. Sin embargo, el propio modelo de financiación y funcionamiento de los sistemas Bismark (Alemania, Francia, con proveedores privados) ha causado resistencias al cambio y dudas sobre la conveniencia y viabilidad del sistema. Para superar estos obstáculos, se requiere una mayor armonización de las leyes de protección de datos en toda Europa, así como la promoción de estándares técnicos interoperables y la promoción de prácticas de gobernanza de datos transparentes y éticas.
Existe gran miedo por los pacientes a que sus datos sanitarios sean utilizados, pese a que sean pseudoanonimizados y la GDPR proporcione una base sólida para su uso. ¿Opina que existe desconocimiento por parte de la población de la necesidad del uso de esos datos en investigación?
El miedo de los pacientes a que sus datos sanitarios sean utilizados, incluso cuando están pseudoanonimizados, refleja una preocupación legítima sobre la privacidad y la seguridad de la información sanitaria. Aunque la GDPR proporciona un marco legal sólido para el uso de datos en investigación, persisten malentendidos y desconfianza entre el público en general sobre cómo se utilizan y protegen sus datos de salud.
Abordar este problema requiere una mayor educación y concienciación sobre los beneficios de la investigación basada en datos para mejorar la atención médica y desarrollar nuevos tratamientos. Además, es crucial establecer mecanismos claros de consentimiento informado (o solicitud informada, “informed request” por parte de los pacientes) y salvaguardas de privacidad para garantizar que los pacientes tengan control sobre el uso de sus datos y se respeten sus derechos.
¿Cómo cree que impactará el uso secundario de datos de salud y el uso de la IA en la medicina 5P (predictiva, preventiva, participativa, personalizada y poblacional) y en concreto en la Medicina personalizada?
El uso secundario de datos de salud y la aplicación de la inteligencia artificial en la medicina 5P (predictiva, preventiva, participativa, personalizada y poblacional) tienen el potencial de transformar la atención al mejorar el valor que se obtiene de las intervenciones asistenciales. Sin embargo, es fundamental abordar desafíos importantes relacionados con la calidad y la integridad de los datos, la interpretación de los resultados de IA, y la equidad y la ética en el uso de tecnologías de salud. Se necesita una colaboración interdisciplinaria entre médicos, científicos de datos, otros profesionales sanitarios, gestores, reguladores y la sociedad en su conjunto para aprovechar plenamente el potencial transformador de estos avances tecnológicos mientras se mitigan los riesgos y se protegen los derechos de los pacientes.
A su entender, para fortalecer la sostenibilidad del sistema, ¿debería tener acceso la industria a datos de salud generados en el sector público para ser utilizados en proyectos de investigación biomédica propios?
Desde mi perspectiva, permitir que la industria tenga acceso a datos de salud del sector público puede ser muy beneficioso, para entender los problemas del sistema, planificar acciones y diseñar intervenciones, siempre y cuando exista un modelo de colaboración que asegure un retorno significativo y tangible para el sistema sanitario y para las personas, así como una reciprocidad en el intercambio de información.
Los datos de salud que generamos en el sistema público, además de pertenecer a los pacientes, encapsulan un vasto conocimiento clínico y de experiencia profesional. Si la industria accede a estos datos, debería comprometerse a compartir sus propios datos de ensayos clínicos una vez superados unos límites temporales de uso razonables. Esto no solo es justo, sino que potencia la base de conocimiento global y facilita avances más rápidos y fundamentados en la medicina.
El modelo ético para el uso de datos debe ser simétrico y congruente en sus objetivos para garantizar que tanto el sector público como la industria se benefician mutuamente. El acceso debe gestionarse de manera que se promueva la innovación y se mejore la calidad del cuidado sanitario, sin comprometer la privacidad del paciente ni la integridad de los datos.