28 Ene Sílvia Carrasco: “La pandemia de la COVID-19 ha puesto de relevancia la importancia de la investigación y la transferencia”
La investigación es clave en el desarrollo de cualquier país, pero también lo es la transformación de ese conocimiento en innovación que permita obtener productos o aplicaciones de los que se beneficie la sociedad. La transferencia y gestión del conocimiento constituye uno de los ejes prioritarios en la política de muchas instituciones y en los últimos años los esfuerzos que se dedican a ello están aumentando de forma significativa. Sílvia Carrasco dirige la Unidad de Transferencia de Conocimiento y Tecnología del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) y con ella hemos repasado cómo se está abordando esta transferencia del conocimiento en Cataluña y en España, cuáles deben ser las claves para lograr el mejor resultado para todas las partes implicadas o cómo ha afectado la pandemia de la COVID-19 al sector.
¿Qué te llevó a ser la directora de la Unidad de Transferencia del Conocimiento y Tecnología de una institución como ICFO?
El ICFO era un instituto nuevo, pero que había nacido con la ambición de competir a nivel internacional. El reto de construir desde cero el equipo de transferencia en un centro así, y el impacto que este podría tener de conseguirlo, me motivaban muchísimo. La visión del director y la ambición del proyecto que me presentó fueron los motivos que hicieron que decidiese venir a Barcelona desde Estados Unidos en 2006 y aceptara el reto.
¿Qué es lo que más te apasiona del mundo de la transferencia tecnológica?
El conseguir poner en el mercado tecnología transformadora que tiene un impacto real en la sociedad, en las personas y en el tejido económico en general de los países en que esto ocurre. Las empresas deep-tech que salen de los centros de investigación no solamente crean productos disruptivos que mejoran la vida de las personas, sino que generan oportunidades para los jóvenes. Oportunidades de alto valor añadido. Formar parte de eso me apasiona.
¿Qué papel crees que debe tener una institución a la hora de fomentar la transferencia tecnológica? ¿Cuál es la clave para conseguirlo?
Para una institución es esencial disponer de recursos y un plan a largo plazo para la comercialización de tecnología. La transferencia de deep-tech es un camino de largo recorrido, que se ha de nutrir durante años con estrategias decididas y sostenidas en el tiempo.
¿Qué les aconsejarías a aquellos investigadores/grupos de investigación que día a día trabajan para ampliar el conocimiento en salud?
Más que aconsejarles les diría que les admiro. La investigación en salud, tanto la básica como la aplicada, es absolutamente esencial para avanzar en el tipo de sociedad en la que queremos vivir. Barcelona tiene a su alrededor un ecosistema muy potente de unidades de transferencia, aceleradoras e inversores para empujar esas ideas y que lleguen a ser productos que mejoren la calidad de la vida de la gente. Están en un lugar ideal para marcar una diferencia.
¿Qué consideras esencial antes de llegar a un acuerdo (licensing agreement, start-up creation)?
Que ganen todas las partes. Nos pasamos años construyendo las relaciones de confianza para llegar a estos acuerdos. Los mejores acuerdos se basan en relaciones honestas y de confianza, donde todo el mundo se sienta respetado y salga ganando del acuerdo.
¿Crees que en general los investigadores tienen la cultura de buscar esta transferencia de conocimientos? ¿Qué propondrías para potenciarla?
No todos los investigadores tienen por qué hacer investigación aplicada. La investigación fundamental también es esencial. Muchos investigadores sí que se sienten motivados para que sus investigaciones tengan un impacto cercano. En esos casos, es esencial que puedan disponer de las oportunidades y el apoyo necesarios para explorar esa inquietud. Una vez que empiezas ese camino, es difícil desengancharte. Darles apoyo al principio es fundamental.
¿Cómo posicionarías España según su actividad de transferencia tecnológica? ¿Y Cataluña?
El primer paso era establecer un tejido potente de investigación, con centros realmente líderes en Europa. Conseguido esto, y logrado durante los últimos 15 años, en Cataluña se han dado pasos muy importantes para sentar las bases de la transferencia tecnológica y empujar todas esas tecnologías hacia el mercado. La transferencia en deep-tech no es algo en lo que un país se pueda posicionar de forma muy rápida. Se necesitan un par de décadas y recursos significativos. Si la estrategia se sostiene en el tiempo, veremos los frutos pronto, frutos que ya empiezan a vislumbrarse con el tejido de spin-offs que están naciendo.
¿Crees que la actual pandemia ha afectado esta transferencia? ¿De que manera crees que lo ha hecho?
Seguro. Hemos sufrido un shock colectivo. En cierta manera hemos tomado conciencia de nuestra fragilidad como grupo. También de nuestro poder de actuación como sociedad. A la transferencia le ha afectado igual que ha afectado cualquier otra actividad, igual que nos ha afectado a cada uno de nosotros individualmente de formas tan diversas. Los mercados están inestables, y las empresas y los inversores son más cautelosos, especialmente en áreas fuera del ámbito de salud. Pero colectivamente hemos dado pasos de gigante en una forma de trabajar mucho más eficiente, que mi impresión es que no tiene vuelta atrás. Por otro lado, la pandemia ha puesto de relevancia, más si cabe, la importancia de la investigación y la transferencia en el área de salud, y en ese sentido ha hecho la función de catalizador, y ha consolidado las inversiones en este sector.