20 Mar Nuevas Pandemias. ¿Estamos preparados?

Artículo de Natalia de la Figuera – Cofundadora y COO de GENESIS Biomed
• La salida de EEUU de la OMS en 2026 podría generar una serie de riesgos significativos en caso de una nueva pandemia
• Se necesita reforzar la cohesión territorial del sistema sanitario que permita el acceso a los datos de todas las Comunidades autónomas con los mismos criterios y en tiempo real.
• La investigación es un instrumento básico para combatir las epidemias/pandemias. España destina el 1,49% de su PIB muy por debajo de la media europea (2,3%)
La pandemia de COVID-19 ha sido un evento sin precedentes en la historia reciente, con impactos sanitarios, económicos y sociales de gran alcance. Desde su aparición en 2019, el virus SARS-CoV-2 ha desafiado los sistemas de salud a nivel global, ha puesto a prueba la cooperación internacional y ha generado una transformación en la percepción del riesgo de nuevas enfermedades emergentes. Ahora que el mundo ha superado la fase crítica de la pandemia, es fundamental reflexionar sobre lo aprendido y evaluar si estamos preparados para futuras crisis sanitarias globales.
A pesar de los aprendizajes, el mundo todavía enfrenta importantes desafíos en su preparación para futuras pandemias. Algunas áreas clave que se deben potenciar incluyen:
ÁREAS CLAVES |
1. Refuerzo de la vigilancia global |
2. Capacidad de producción y distribución rápida de EPIs, tratamientos y vacunas |
3. Financiación sostenida para la investigación en enfermedades emergentes |
4. Fortalecimiento de los Sistemas Nacionales de Salud |
5. Regulaciones para hacer frente a nuevas pandemias |
6. Cooperación internacional y acceso equitativo a vacunas y tratamientos |
1. Refuerzo de la vigilancia global
El riesgo de aparición de enfermedades emergentes, y por tanto el riesgo de pandemias, ha aumentado significativamente debido a factores como la deforestación, el cambio climático y la movilidad global. La destrucción de hábitats naturales fuerza a especies a entrar en contacto con poblaciones humanas, facilitando la transmisión de patógenos zoonóticos. Al mismo tiempo, el cambio climático expande las áreas de reproducción de vectores, como los mosquitos, incrementando la incidencia de enfermedades como el dengue, Zika y chikungunya en regiones donde antes no eran endémicas.
Para mitigar estos riesgos, organizaciones como la WHO (Organización Mundial de la Salud), el ECDC (European Centre for Disease Prevention and Control) y el CDC (Centers for Disease Control and Prevention) de EE.UU. supervisan la evolución de brotes en tiempo real. Iniciativas como GeoSentinel, una red de vigilancia internacional, rastrean la propagación de enfermedades infecciosas en viajeros, permitiendo una respuesta rápida y coordinada. Sin un esfuerzo global sostenido en vigilancia y prevención, el mundo seguirá siendo vulnerable a nuevas pandemias. La salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2026, podría generar una serie de riesgos significativos en caso de una nueva pandemia, afectando tanto la respuesta global como la capacidad de coordinación y asistencia internacional.
2. Capacidad de producción y distribución rápida de EPIs (Equipo de Protección Individual.), tratamientos y vacunas
Es esencial establecer cadenas de producción nacional y europeas, tanto de EPIs como de instrumental, tratamientos y vacunas, para evitar la dependencia de unos pocos países fabricantes (Ejemplo: China). Este fue uno de los motivos por los que la Comisión Europea aprobó los Fondos de Recuperación y Resiliencia del Next Generation EU, un instrumento financiero creado para ayudar a los países a recuperarse de la crisis económica y fortalecer su resiliencia ante futuros desafíos.
Dentro del ámbito de estos fondos, en España, el Consejo de Ministros aprobó el 30 de noviembre de 2021 el PERTE para la Salud de Vanguardia, una de cuyas líneas estratégicas era impulsar y fortalecer la industria del sector farmacéutico y del sector de productos sanitarios, para aumentar de esta manera la autonomía europea y evitar depender de terceros en un material indispensable, que sufrió un alza inusitada en los mercados por la alta demanda y la reducida oferta.
3. Financiación sostenida para la investigación en enfermedades emergentes
Se requiere un compromiso global para mantener inversiones en investigación, incluso cuando no haya crisis inmediatas. La velocidad con la que se desarrollaron las vacunas contra la COVID-19 no tuvo precedentes. Esto fue posible gracias a décadas de investigación en plataformas de vacunas como ARNm, pero también debido a una inversión masiva por parte de gobiernos y empresas farmacéuticas. La creación de fondos de respuesta rápida y el apoyo continuo a la ciencia son clave para desarrollar soluciones más eficaces ante futuros patógenos. Como ya hemos comentado, en el primer punto de este artículo, la amenaza de continuos brotes epidémicos supone un auténtico reto. Además de la vigilancia y coordinación global para contener estos brotes, se necesita avanzar en la investigación de nuevos métodos de diagnóstico, tratamientos y vacunas, que nos permitan contar con los instrumentos para su control y erradicación.
No olvidemos que España, en 2023, destinó el 1,49% de su Producto Interior Bruto (PIB) a actividades de Investigación y Desarrollo (I+D), por debajo de la media de la Unión Europea (UE), que en 2022 fue del 2,3% del PIB, y muy por debajo del 3,46% que destina EE.UU.
4. Fortalecimiento de los Sistemas Nacionales de Salud
Los hospitales y centros de salud deben mejorar su infraestructura y prepararse para escenarios de alta demanda. Esto implica contar con reservas estratégicas de equipos de protección, mejorar la formación del personal sanitario y asegurar una respuesta ágil en emergencias. Dentro de este objetivo, el PERTE para la Salud de Vanguardia, comentado anteriormente, incluyó una línea estratégica prioritaria dirigida a fortalecer y desarrollar las capacidades de los centros del Sistema Nacional de Salud, así como otra encaminada a reforzar la cohesión territorial del sistema sanitario, incorporando a todas las comunidades autónomas. No obstante, pasado 2026, fecha en la que finalizan los fondos asociados a este PERTE, no se sabe si seguirán promoviendo estos cambios. Además, a día de hoy, el sistema muestra signos de debilidad, con una estructura fragmentada en comunidades autónomas donde la cesión de datos con el Ministerio de Sanidad no es suficientemente ágil y unos servicios asistenciales colapsados, con listas de espera en aumento.
Otra asignatura pendiente que mostró la pandemia del COVID-19 fue la necesidad de aunar esfuerzos entre la sanidad pública y privada en caso de emergencia sanitaria. Los recursos, incluidos los privados, son cruciales para enfrentar una crisis de tal magnitud.
5. Regulaciones para hacer frente a nuevas pandemias
Durante la pandemia del COVID-19 se establecieron mecanismos para la aprobación de medicamentos por vía exprés, que permitieron el acceso rápido de nuevos tratamientos y vacunas al mercado. Estos mecanismos fueron, principalmente, el Rolling Review y la aprobación mediante la Conditional Marketing Authorisation (CMA). El Rolling Review es una herramienta regulatoria que la EMA puso en práctica para acelerar la evaluación de datos en relación con una medicina o vacuna durante una emergencia de salud pública. Este mecanismo permitió, por ejemplo, autorizar vacunas con datos preliminares de ensayos clínicos de fase 3 y reducir los tiempos de control post-vacunación a tres meses, siempre que la evidencia indicara que los beneficios superaban los riesgos. Esta herramienta del Rolling Review continúa vigente en la EMA, que puede activarla si vuelve a haber situaciones de emergencia. Por otra parte, el CMA es un procedimiento existente desde hace más de 15 años para facilitar el acceso a medicinas innovadoras para enfermedades que no disponen de ningún otro tratamiento y que se puede utilizar también en caso de emergencia sanitaria.
Por lo tanto, la agilización en los procesos de aprobación regulatoria de medicamentos es clave en la contención de pandemias, donde el tiempo es un factor crucial.
6. Cooperación internacional y acceso equitativo a vacunas y tratamientos
La cooperación internacional fue fundamental para el rápido desarrollo de las vacunas. Durante la pandemia del COVID-19 se activaron numerosas iniciativas colaborativas para el descubrimiento y desarrollo de fármacos, en las que empresas farmacéuticas e investigadores compartieron datos, herramientas y conocimientos. Un ejemplo de una iniciativa de este tipo fue COVID-19 Host Genetics, lanzado a principios de 2020 a nivel mundial para investigar los determinantes genéticos de la susceptibilidad y la gravedad de COVID-19. La iniciativa reunió a un gran número de investigadores e instituciones de todo el mundo, con el objetivo de identificar los factores genéticos que podían influir en el riesgo de infección por COVID-19, así como en la gravedad de la enfermedad y los resultados clínicos. Por otra parte, las empresas farmacéuticas recibieron importantes ayudas económicas de los gobiernos para acelerar el desarrollo, producción y distribución de vacunas y tratamientos.
También, para favorecer la equidad en la distribución de las vacunas en países de menores ingresos, la OMS impulsó la iniciativa COVAX. Sin embargo, en las primeras fases de distribución, los países ricos acapararon gran parte de las dosis. Por eso, de cara al futuro, se deberían establecer mecanismos más eficaces para garantizar que todas las naciones tengan acceso a herramientas de prevención y tratamiento.
Aunque hemos destacado seis aspectos clave que se deben seguir fortaleciendo para hacer frente a nuevas pandemias, los países están demostrando una rápida desmemoria sobre lo vivido hace tan solo cinco años. Desgraciadamente, el contexto prebélico está contribuyendo a ello y, al riesgo de nuevos patógenos, se une el peligro derivado de la parte más negativa de la naturaleza humana, que insiste en prevalecer desde nuestros orígenes.