La revolución de la microbiota

La revolución de la microbiota.

Artículo de Ariadna Teixidó – Responsable de Comunicación de GENESIS Biomed

• La microbiota intestinal es un ecosistema complejo y único en cada individuo.

• El estudio de la microbiota ha pasado de un enfoque limitado a la digestión a convertirse en un pilar de la medicina preventiva y personalizada, abriendo nuevas oportunidades terapéuticas en múltiples áreas de la salud.

• Probióticos, prebióticos, postbióticos y simbióticos emergen como aliados terapéuticos para modular la microbiota y potenciar sus beneficios.

• El eje intestino-cerebro se consolida como un campo emergente, mostrando cómo el equilibrio microbiano intestinal influye en funciones cognitivas, estado de ánimo y bienestar mental.

La comprensión de la microbiota intestinal y su impacto en la salud humana ha protagonizado una auténtica revolución científica en la última década. La microbiota intestinal es un complejo ecosistema compuesto por billones de microorganismos, incluyendo bacterias, hongos, virus y protozoos, que habitan principalmente en el tracto digestivo humano. Esta comunidad microbiana desempeña funciones esenciales como la digestión y absorción de nutrientes, la síntesis de vitaminas y la regulación del sistema inmunológico.

El interés científico por la microbiota intestinal se remonta a inicios del siglo XX, cuando se demostraron los efectos beneficiosos de los fermentos lácticos presentes en el yogur y se planteó por primera vez que ciertas bacterias podían ser aliadas del organismo. Durante décadas, la investigación se centró en su papel en la digestión y la inmunidad, hasta que en la década de 1990 el hallazgo del denominado ‘segundo cerebro’ en el intestino reveló su conexión con el sistema nervioso. Con el desarrollo de las técnicas de secuenciación de nueva generación, se logró descifrar la enorme diversidad microbiana que nos habita, confirmando que cada persona posee una microbiota única y que su desequilibrio está estrechamente relacionado con diversas enfermedades.

Actualmente, la microbiota se reconoce como un elemento clave en múltiples procesos fisiológicos, destacando especialmente su influencia en el eje intestino-cerebro. Este eje representa una comunicación bidireccional entre el intestino y el sistema nervioso central. Numerosos estudios han demostrado que la microbiota intestinal puede influir en el comportamiento, el estado de ánimo y en las funciones cognitivas a través de mecanismos inmunológicos, endocrinos y neurales.

En este contexto surgen los probióticos, microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, ofrecen beneficios para la salud del huésped. La suplementación con probióticos se perfila como una estrategia prometedora no solo para restaurar o mantener el equilibrio de la microbiota intestinal, sino también para mejorar la salud digestiva, inmunológica, metabólica y mental. Entre sus principales aplicaciones clínicas se encuentran:

  • Salud digestiva: prevención y tratamiento de diarreas, síndrome del intestino irritable y enfermedad inflamatoria intestinal.
  • Inmunidad: aumento de células productoras de IgA, linfocitos T y células NK, con reducción de infecciones respiratorias recurrentes.
  • Metabolismo: estudios sugieren que ciertas cepas influyen en peso corporal, sensibilidad a la insulina y parámetros lipídicos.
  • Salud femenina: prevención de vaginosis bacteriana y candidiasis, gracias a la restauración de la microbiota vaginal.
  • Salud mental: evidencia preliminar sugiere beneficios en ansiedad y depresión leve a moderada.

En este contexto, han surgido otros compuestos relacionados que complementan y potencian la acción de los probióticos

  • Prebióticos: son compuestos no digeribles, como la inulina o los fructooligosacáridos, que estimulan selectivamente el crecimiento de bacterias beneficiosas.
  • Postbióticos: productos metabólicos o componentes derivados de los probióticos que pueden ejercer efectos beneficiosos sobre el organismo incluso sin la presencia de microorganismos vivos.
  • Simbióticos: combinan probióticos y prebióticos, reforzando la eficacia de ambos y favoreciendo la implantación de las cepas administradas.

Como consecuencia de la importancia del entorno, se muestra que una dieta rica en fibras prebióticas, polifenoles y alimentos fermentados crea un entorno favorable para que los probióticos puedan ejercer todo su potencial terapéutico. Este enfoque combinado representa una vía aún más efectiva para abordar alteraciones del eje intestino-cerebro y mantener el equilibrio del ecosistema intestinal.

En los últimos años, con el reconocimiento del eje intestino-cerebro y su sentido bidireccional, ha surgido el concepto de psicobióticos, definido como aquellos probióticos y prebióticos con un impacto positivo sobre la salud mental. Ensayos clínicos sugieren que el consumo regular de ciertos psicobióticos puede mejorar el estado de ánimo, disminuir el estrés y reducir la fatiga. No obstante, la evidencia todavía es heterogénea y los resultados varían entre distintos grupos poblacionales, lo que subraya la necesidad de estudios más rigurosos y personalizados.

El papel de la microbiota en la salud humana se ha convertido en uno de los grandes descubrimientos científicos de los últimos años. Pese a la creciente evidencia científica, todavía es necesario profundizar en aspectos clave como las cepas específicas más efectivas, así como en la definición de las dosis óptimas y la duración optima de los tratamientos. La heterogeneidad de resultados clínicos subraya la necesidad de estudios rigurosos y personalizados que permitan aprovechar plenamente el potencial terapéutico de los probióticos.